Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que puede afectar a cualquier persona, independientemente de la edad, género o estatus socioeconómico. El término "terrores nocturnos" suele utilizarse indistintamente con el de "pesadillas", pero en realidad se trata de dos trastornos diferentes. Mientras que las pesadillas se producen durante la fase de sueño REM y suelen recordarse al despertar, los terrores nocturnos se dan durante la fase de sueño profundo y casi nunca se recuerdan.
Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que se produce durante la fase de sueño profundo. En esta fase, el cuerpo se encuentra completamente relajado, pero el cerebro sigue activo, generando actividad cerebral que se refleja en movimientos oculares y en la aparición de sueños profundos, también conocidos como sueños no REM. Durante los terrores nocturnos, el individuo puede despertarse con un grito o un gemido, presentando una serie de síntomas tales cómo sudores fríos, taquicardia, palpitaciones y respiración agitada.
Entre los síntomas más comunes de los terrores nocturnos se encuentran los siguientes:
Aunque no se conoce la causa exacta de los terrores nocturnos, se sabe que pueden estar relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión, la falta de sueño y, en algunos casos, con alguna enfermedad mental. Los terrores nocturnos suelen aparecer en la infancia y, en la mayoría de los casos, desaparecen con el tiempo. No obstante, algunas personas pueden seguir sufriendo terrores nocturnos en la edad adulta y, en este caso, puede ser necesaria una evaluación médica para determinar la causa.
Los terrores nocturnos pueden estar asociados con diversas enfermedades mentales, aunque esto no siempre es así. Algunas de las enfermedades más frecuentes relacionadas con los terrores nocturnos son:
El trastorno por estrés postraumático es una enfermedad mental que se produce después de haber sufrido algún evento traumático, como puede ser un accidente, un acto violento o una experiencia de guerra. Este trastorno se caracteriza por la aparición de síntomas como flashbacks, pesadillas, ansiedad, depresión y, en algunos casos, terrores nocturnos.
El trastorno de ansiedad generalizada es una enfermedad mental que se caracteriza por la presencia de preocupaciones y temores excesivos y constantes que pueden interferir en la vida cotidiana de la persona que lo padece. Los síntomas del TAG pueden incluir terrores nocturnos, junto con otros síntomas como palpitaciones, sudores y temblores.
El trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad mental que se caracteriza por la presencia de pensamientos o comportamientos repetitivos y no deseados que generan ansiedad. Los síntomas del TOC pueden incluir terrores nocturnos, aunque no es común que se presenten como síntoma principal.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental que se caracteriza por la presencia de episodios depresivos y maníacos, que pueden alternarse o presentarse juntos. Los síntomas del trastorno bipolar pueden incluir terrores nocturnos, aunque no es común que se presenten como síntoma principal.
No existe un tratamiento específico para los terrores nocturnos, ya que se trata de un trastorno del sueño que suele desaparecer por sí solo con el tiempo. No obstante, si los terrores nocturnos están afectando significativamente la calidad de vida del individuo, puede ser necesario recurrir a terapia cognitivo-conductual, que se centra en cambiar los patrones de pensamiento y la conducta del individuo para que pueda hacer frente a sus miedos nocturnos. También es recomendable llevar una buena higiene del sueño, durmiendo suficientes horas, evitando el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir y creando un ambiente tranquilo y relajante para conciliar el sueño.
En resumen, los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad o género. Aunque no se conoce la causa exacta de los terrores nocturnos, se sabe que pueden estar relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión, la falta de sueño y, en algunos casos, con alguna enfermedad mental. Si los terrores nocturnos están afectando significativamente la calidad de vida del individuo, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental y seguir una serie de medidas para mantener una buena higiene del sueño.